(Un viaje entre luchas, libros y batallas legales)
En un salón de la Universidad Nacional de 1936, dos mujeres hojeaban códigos con manos que temblaban no por miedo, sino por la certeza de estar haciendo historia. María Teresa Uribe de Hincapié y Paulina Beregoff no sabían entonces que sus nombres serían el primer capítulo de una revolución silenciosa: la de las mujeres que conquistaron la justicia colombiana con tinta, argumentos y togas manchadas de café.

Capítulo 1: Las Rebeldes de Toga y Birrete
1936: El Primer Grito de Justicia
Imagina una Colombia donde las aulas de Derecho eran territorios exclusivos para hombres. En 1936, ese muro comenzó a resquebrajarse cuando María Teresa Uribe de Hincapié y Paulina Beregoff cruzaron las puertas de la graduación con sus togas al hombro. No fue fácil: la sociedad cuestionaba su “lugar”, y algunos colegas las miraban con escepticismo. Pero su determinación sentó un precedente: la justicia no tenía género.
1954: El Voto que Cambió las Reglas del Juego
“Una mujer no necesita votar; su hogar es su tribunal”, decían. Pero en 1954, las colombianas ganaron la batalla por el sufragio. Este triunfo no solo les abrió las urnas, sino también los pasillos del poder. Esperanza Galindo, una de las primeras abogadas en incursionar en política, usó su voz para exigir leyes contra la violencia doméstica, demostrando que la participación política era solo el primer paso hacia una justicia más inclusiva.
Capítulo 2: Rompiendo Techos de Cristal en las Cortes
1976: Las Primeras Magistradas, las Juezas que Escribieron Historia
Cuando María Helena Díaz y Rosa María Osorio se convirtieron en las primeras magistradas de la Corte Suprema, no solo ocuparon un escaño: reinventaron lo que significaba impartir justicia. Sus fallos incorporaron perspectivas sobre violencia intrafamiliar y derechos reproductivos, temas antes ignorados. Fueron criticadas por “emocionales”, pero su legado probó que la equidad enriquece el derecho.
1991: La Constitución que Les Dio la Razón
“La igualdad no es un favor, es un derecho”, clamaron las delegadas en la Asamblea Constituyente. La Carta Magna de 1991 no solo consagró la igualdad de género, sino que inspiró a una generación de abogadas a luchar por su aplicación. Gracias a este marco, mujeres como Catalina Botero lideraron casos emblemáticos en la Corte Interamericana, llevando la voz de Colombia a foros globales.

Capítulo 3: Las Guerreras del Siglo XXI: Entre Triunfos y Batallas Pendientes
Hoy, las mujeres son el 52% de los jueces en tribunales menores, pero solo el 23% en cortes supremas. Margarita Cabello Blanco, primera presidenta de la Corte Suprema, o Lucía Morales, fiscal que enfrentó redes de corrupción, son faros de inspiración. Su liderazgo ha humanizado el derecho: desde sentencias que protegen a víctimas de feminicidio hasta políticas de género en el sistema carcelario.
Pero la lucha continúa. Detrás de los números hay realidades crudas:
Brecha salarial: Una abogada penalista gana un 30% menos que su colega hombre.
Techos de cristal: Solo el 18% de los socios en firmas jurídicas son mujeres.
Violencia simbólica: Abogadas jóvenes relatan cómo clientes prefieren “hablar con el señor abogado”.
Epílogo: El Futuro de las Mujeres en el derecho
La historia de las mujeres en el derecho colombiano es como un caso sin cerrar: cada victoria es un precedente, cada desafío, una apelación a seguir luchando. El camino hacia la equidad no se recorre con fallos aislados, sino con una reforma social constante. Como escribió la magistrada Diana Fajardo en un histórico fallo: “La justicia no es ciega; debe ver con ojos de mujer”.
¿Será esta la generación que logre la paridad en las altas cortes? Las cifras son frías, pero las historias de quienes vienen —estudiantes indígenas, abogadas trans, litigantes rurales— prometen un nuevo capítulo. Uno donde la toga no se vista por género, sino por mérito.

¿Te unes al debate?
¿Qué obstáculos crees que persisten para las mujeres en el derecho? ¡Comparte tu visión en los comentarios! #MujeresYJusticia #DerechoConEquidad
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